El sistema pensional colombiano es complejo y se considera una “rareza” en el mundo debido a que es de los pocos que aun cuenta con dos regímenes operando al tiempo: uno público y otro privado. Ambos compiten entre sí bajo reglas muy distintas; el primero de ellos es administrado, por Colpensiones, antes Instituto de Seguros Sociales, y opera hace más de 50 años. El régimen privado, por su parte, o fondos de pensiones, tiene 24 años de operación en Colombia y es administrado por cuatro empresas: Colfondos, Old Mutual, Porvenir y Protección.
En el caso del régimen público, los trabajadores aportan a una bolsa común, bajo la lógica de que sus recursos pagarán las pensiones de los más viejos, y cuando ellos estén en la vejez, otros trabajadores jóvenes les costearán su pensión. Para acceder a una pensión de vejez existe solo un camino: los afiliados deben cotizar 1.300 semanas (25 años) y cumplir con las edades de ley (mujeres, 57 años, y hombres, 62 años). Por su parte, los fondos de pensiones ofrecen dos vías para llegar a la pensión: bien sea capital ahorrado, o por semanas cotizadas (1.150 semanas, es decir, 3 años menos que en la administradora pública). Bajo este régimen, cada trabajador tiene una cuenta individual a su nombre en la que cotiza a lo largo del tiempo. Es a grosso modo lo que un trabajador necesita saber sobre cómo obtener la pensión.
Como se verá, el tema de alternativas, particularmente, la de semanas cotizadas, resulta crucial para aquellos trabajadores de menores ingresos, esto es, quienes devengan entre 1 y 2 salarios mínimos, una inmensa mayoría en el país. ¿Por qué? Porque para este importante segmento, que hoy representa el 83% de los trabajadores activos en el país, el fondo privado le da la posibilidad real de tener una pensión idéntica o similar a la que obtendría en Colpensiones, pero con tres años menos de tiempo cotizado.
Si el trabajador no alcanza estos requisitos de pensión, en ambos regímenes pensionales existen las opciones mencionadas u otras alternativas para contar con un ingreso en su vejez, por ejemplo, a través de la Pensión Familiar, o mediante el programa de Beps. En ambos casos, también existen varias vías (y ocurre lo mismo que con la pensión tradicional: algunos caminos son más fáciles que otros, según donde esté afiliado el trabajador). Más adelante hablaremos de estas alternativas.